Por: Transeúnte

En la más reciente de las pugnas que se han registrado entre el Gobernador de Nuevo León y los alcaldes metropolitanos, hay mucho de desinformación para manipular al inerme ciudadano.

En una confrontación política y estéril, mientras los ediles alegan que el jefe del Ejecutivo estatal les ha escamoteado recursos que religiosamente deberían recibir de la Federación, este alega que la retención es un proceso normal, legal, rutinario, cuando hay una falta de cumplimiento de deberes de los Ayuntamientos con el estado.

En realidad, los contribuyentes no sabemos qué es lo que pasa. Lo que cuenta es la percepción que hay sobre el hecho, que nos lleva a suponer que una parte es la buena y la otra la mala, que alguien está bien y el otro mal, que uno es honrado y el otro ratero.

El ciudadano debiera saber que todo depende de un efectivo golpe de propaganda y de colocación de mensajes de cada uno de los bandos. No hay forma de conocer, con precisión, si en la realidad existen esas faltas de las que mutuamente se recriminan.

El político, por definición, sabe más de lo que dice, y dice más que lo que sabe.

Mi consejo: no hay que creer a ninguna de las partes.