Esta sensación experimentada por los usuarios, revela el estudio, es igual a cuando ven una película de terror o resuelven un problema matemático.
Si al presionar “play”, el contenido tarda en aparecer en la pantalla de la computadora, teléfono o televisión inteligente, es probable que el ritmo cardíaco del usuario se eleve un 38% y que su nivel de estrés suba considerablemente.
El estudio, realizado en conjunto con una firma de neuromarketing, analizó las reacciones de tres grupos de personas al experimentar diferentes niveles de lentitud en el servicio de Internet, al intentar ver videos vía streaming o cargar sitios web.
Tras medir la actividad cerebral, movimiento ocular y pulso de los participantes, el resultado, reveló que los usuarios que obtuvieron un servicio inmediato mantuvieron su nivel de estrés en 13 puntos mientras que los que esperaron dos segundos, incrementaron su nivel a 16 puntos; los que tuvieron que esperar seis segundos, su nivel de estrés subió a 19 puntos.
Mientras que el 50% de las personas cuyo internet tardó “en cargarse” registró un incremento en sus niveles de estrés, el resto que logró desplegar sus contenidos, comenzó a experimentar sentimientos de resignación y el estrés comenzó a bajar.
Según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), el promedio global de velocidad de Internet es de 77.42 Mb por segundo. En México es de 43.59 Mb por segundo, una velocidad de Internet promedio más baja que el promedio mundial.
El estudio de Ericsson detalla que más allá del efecto de ansiedad que el retraso provoca en los usuarios, esto afecta a las marcas proveedoras de servicio de red, pues se registró una baja en el “engagement” con los servicios al experimentar transmisiones lentas, el cual se midió bajo el rango de calificación para promover la red o Net Promoter Score (NPS).