La muerte jamás podrá desvincularse de la vida.
Si vivimos bajo el enigma de no conocer el momento en que nos llegará la muerte, no debemos morir ante la angustia de lo que le deparará el futuro a nuestra vida.
Quizás la magia de la vida y de la muerte consiste precisamente en eso, en el elemento sorpresa.
Si vivimos preocupados por cuándo llegará la muerte, por qué nos despreocupa el no saber vivir.
En cada momento nos jugamos nuestro destino y nuestro tiempo: quién no sabe vivir, llegado el momento, tampoco sabrá morir.
Cada momento que nos acontece es una gran revelación, única e irrepetible, la muerte es el último momento de nuestra vida y quizás la vida sea el primer momento de nuestra muerte.
Irma Alanís, es licenciada en Ciencias de la Comunicación, ex catedrática de la Universidad de Monterrey, esposa y madre de tres hijos.
Última modificación Martes, 10 Mayo 2016