De hecho, sobre todo hablando de masculinos en adicción, cuando perciben que su pareja comienza su propio tratamiento de recuperación de su codependencia, suelen oponerse al empoderamiento esencial que debe dársele a la mujer, máxime cuando hay algún tipo de agresión de por medio, atente o no contra su integridad.
Con frases manipuladoras o incluso subliminalmente amenazantes como “no dejes que tu terapeuta te lave la cabeza”, “quién sabe que tantas cosas te están diciendo en el grupo” o “lo que pasa es que tu madrina es infeliz y quiere que tú también lo seas”, la violencia psicológica se extiende y es en esos momentos donde la o el codependiente debe ser firme en el establecimiento de sus límites.
De hecho, poner límites es de lo más difícil para la persona codependiente y en su firmeza y valor para hacerlo, está en gran parte la clave de su recuperación y eventualmente la de su integridad física o psicológica, aunque hacerlo inicialmente puede dar mucho miedo y presentar muchos titubeos.
Está comprobado en los estudios de guiones de relación tóxica que, sabiendo que para quien es codependiente le cuesta mucho trabajo mantener la firmeza en sus límites, el adicto o agresor intentará todo tipo de estrategias para hacer que todo vuelva a la circularidad patológica que muchas veces es la única forma de convivir que ambos conocen.
Comenzará con la incredulidad hacia la pareja (no es capaz de cumplir el límite), aunque si persiste, intentará ser seductor y hará promesas de cambio que, si tampoco le resultan, le provocarán hacerse el ofendido, llegando al enojo y la amenaza, hasta que tarde o temprano el adicto se cansará y terminará aceptado el empoderamiento de ésta, siempre y cuando logre sobrevivir a todas estas etapas.
A quienes esta semana me hicieron favor de preguntar qué hacer, además de pedir ayuda terapéutica profesional o de asistir a un grupo anónimo de ayuda mutua, en caso de estar corriendo algún tipo de peligro, lo que dice el manual es la imperiosa necesidad de poner a salvo su vida y si es necesario, pedir asesoría en alguna institución pública o privada de protección a sus derechos.
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