Para muchos padres, la desesperación para que el comportamiento de sus hijos con autismo en una etapa temprana sea comprendido por el resto de la población es una tarea ardua. Lograr la empatía necesaria para evitar que tanto los menores como sus padres sean juzgados por los demás no siempre se consigue, por lo que un matrimonio empresarial se dio a la tarea de establecer sus pautas con un restaurante que recibe y atiende a niños con autismo.
Se trata del Restaurante El Fogón de la Carreta, ubicado en el poblado de Boquerón, en Cabo Rojo. Allí sus propietarios Alexis Morales y Katyria Figueroa habilitaron el primer salón sensorial para niños con autismo. Un lugar donde los menores con esta condición pueden disfrutar de experiencias sensoriales y diversión, mientras sus padres tienen un tiempo para degustar la gastronomía del establecimiento.
FALTA DE EMPATÍA
Precisamente, ese espacio nació de las experiencias de rechazo y falta de empatía hacia los niños con autismo que vivieron Katyria y Alexis, jóvenes de 29 y 30 años, respectivamente, quienes son padres de Nael Morales, un niño de tres añitos que, recientemente, recibió su cernimiento de autismo.
Para la pareja, que tienen otro niño de 9 años (Nataniel Santiago), la experiencia de salir a divertirse como familia y enfrentarse a la sociedad y sus prejuicios, fue demasiado fuerte. Por lo que optaron por ponerlo como prioridad a la hora de emprender un negocio familiar, el cual está enfocado en proveerle espacio y trato especial a esta población.
“Nosotros a veces salíamos a los sitios y la gente nos miraba raro porque mi nene pequeño gritaba y viraba los ojitos… y los nenes autistas son así. De tú verlos sabes que son especiales. A mí me daba coraje porque yo decía: ‘no me juzguen sin saber la condición que tiene el nene’. Me enojé tanto y tanto porque hay gente mala y cruel, que le dije a mi esposo: voy a hacer un sitio donde la gente venga y, lamentablemente, tengan que ver a mi hijo correr, virar los ojos o tengan que ver a mi hijo gritar porque el restaurante es de él y es para él, y para los niños que tengan esa condición”, relató la madre con la intención de que la ciudadanía comprenda mejor el día a día de estos menores.
Por ello, Katyria decidió transformar su coraje en cercanía y se propuso, junto a su esposo chef, ser de ayuda a otras familias como la suya, brindando este espacio especializado como un ofrecimiento adicional en su negocio familiar.
“Esto (salón sensorial) es poniéndome en empatía con todas las madres de niños que tienen esa condición. Por eso quisimos crear esto. Lo abrimos como por una semana cuando inauguramos el restaurante y vinieron muchos niños. Pero, por la pandemia lo cerramos. Ese tiempo, como no tengo quien me cuide a mis nenes, los teníamos ahí mientras trabajamos en el negocio. Ahora, estamos reabriendo el salón sensorial para el disfrute de los niños”, dijo la dueña del restaurante, quien ayuda a su esposo a agradar a sus comensales en todos los aspectos.
Especial / LikeMty