En un entorno en el que cada vez más normalizamos conductas y consumos que pueden traer consecuencias a los seres humanos, es de vital importancia que como sociedad hagamos contrapesos y seamos responsables para construir comunidades más sanas y funcionales.
En un congreso internacional de adicciones hace algunos años, organizado por el Centro de Estudios Superiores Monte Fénix, de donde soy egresado de la especialidad, escuché un debate a propósito de la comercialización de sustancias tóxicas como el alcohol y el tabaco, además de las campañas publicitarias que invitan a aspirar a ser como los protagonistas que consumen esos productos.
A ello hoy habría que agregar, en el rubro de lo legal y comercialmente autorizado, el tema de los video juegos, los casinos y las apuestas por internet, que pueden también desencadenar en adicciones, como muy seguramente pronto en nuestro país estaremos hablando del cannabis.
Estamos de acuerdo en que todos estos son productos y conductas legales en nuestro país (la marihuana aún no), por lo que asumimos que su uso es exclusiva determinación y elección de quienes lo consumen.
También señalamos que las leyes y reglamentos alrededor de ellos obligan a estas industrias a realizar esfuerzos mínimos de prevención, mismos que se quedan muy cortos ante las necesidades reales de la población que está expuesta a estos productos, por lo que como sociedad deberíamos esforzarnos más en generar canales de comunicación que hagan contrapeso.
Hace una semana, en un programa de radio nos preguntaban qué pensábamos de la mercadotecnia actual que hace que nuestros jóvenes normalicen el consumo de alcohol y tabaco para sentirse integrados a sus familias y a la sociedad.
Al igual que el tema de los videojuegos, los casinos y las apuestas en línea, nuestra postura es que no estamos en contra de quienes lo fabrican o comercializan, puesto que son actividades y productos plenamente regulados, por lo que nuestra alternativa es desarrollar programas y campañas de consciencia, de información, educación y prevención que generen equilibrios en nuestro entorno.
También comentamos en esa ocasión que no todos los que beben se vuelven alcohólicos, no todos los que fuman desarrollan adicción y no todos los jugadores se convierten en adictos, recordando que las adicciones son multicausales, por lo que debemos reforzar los factores de protección y reducir los factores de riesgo que influyen en la enfermedad.
Por supuesto tres factores de riesgos son precisamente el fácil acceso y comercialización de estos productos, así como las campañas que promueven su consumo, además de los usos y costumbres sociales que normalizan su uso.
Ponía un ejemplo real de una familia que acudió a nosotros preocupados por el consumo de marihuana de uno de sus hijos que en la primera exploración observamos que no tenía un problema con esa sustancia.
Cuando les comentamos que el problema real de su hijo era el alcoholismo, el padre decía que con eso no tenían conflicto porque a esa edad todo mundo bebe, contrario a la marihuana que era “más peligrosa”.
Sin minimizar los riesgos del consumo de la droga en cuestión, el ejemplo nos servía para retratar una sociedad que ha normalizado el abuso del alcohol.
Igual sucede con los videojuegos, la asistencia a casinos y las apuestas en línea que son consideradas actividades recreativas, aunque ambas generan adicción como lo establece su clasificación en el DSM5, el último manual diagnóstico de enfermedades mentales, utilizado a nivel mundial.
Por ello, sabiendo que son productos y actividades legales y socialmente aceptados, lo que debemos de hacer es generar programas y acciones de prevención que amortigüen los factores de riesgo que implican para las personas.
Seamos responsables, respetemos lo que legalmente está permitido pero exijamos que todos los involucrados, la sociedad civil, las instituciones, los gobiernos y los medios de comunicación hagamos lo que nos corresponda, bajo el viejo lema de que más vale prevenir que lamentar.
Omar Cervantes / LikeMty