La pasión por el trabajo, por ejercer una profesión y realizarse profesionalmente, amén del ingreso que da independencia económica, le ponen mayor complicación al asunto, especialmente cuando la frase: “yo no voy a dejar de trabajar cuando tenga hijos”, es prácticamente un mantra.

Pero cuando llegan esas pequeñas criaturas, con sus caras tiernas y angelicales,  sus olores dulces que despiertan el amor, la famosa frase se pone en duda.

Cambiar la oficina por la casa, por el ajetreo diario de un hogar, no hace diferencia entre una mujer profesionista y una ama de casa, ambas desde distintas trincheras, como todas las mujeres que trabajan, cada una hace lo propio.

Y sí, así de complicadas somos las mujeres que entre nosotras, nos criticamos porque las profesionistas se pierden eventos escolares, o presentaciones de ballet, o torneos de futbol… pero también tenemos cartucho para las que son amas de casa que no son tan habilidosas en temas financieros, política o tecnología…

Se trata de sumar y apoyarnos, de decirnos entre nosotras: ¡Enhorabuena por tu decisión! (cualquiera que sea y aunque no se comparta). Al final del día, las decisiones, las buenas decisiones, son las que marcan la vida, por eso la necesidad de aprender a tomar buenas decisiones.

Perla Melchor Guerrero  |  Periodista de profesión y mamá por convicción. Amante de los niños, especialmente mis hijos, intolerante a veces y platicadora siempre. Agradecida por las buenas personas que marcan mi vida y por la oportunidad de conocerlas.