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Omar Cervantes / LikeMty.com

 Con las cifras reveladas recientemente por la Encuesta Nacional de Adicciones 2016/17, en las que se destaca un incremento del consumo de mariguana y de alcohol en la población juvenil, en algunos sectores han surgido comentarios sobre la mejor forma de revertir esta tendencia y poder proteger a nuestra juventud particularmente de la venta indiscriminada en los llamados antros.

 

Algunas de las ideas que me tocó escuchar iban relacionadas a la sugerencia de un nuevo marco legislativo o algunas medidas de gobierno en caso de intoxicaciones, así como considerar la necesidad de que cada establecimiento tenga obligación de presentar primeros auxilios o la capacidad de saber proceder en un caso de emergencia que requiera atención médica.

Sin subestimar las modificaciones que pudieran hacerse a los marcos regulatorios o a las leyes existentes en la materia, yo reflexionaba con un grupo de amigos de que, por desgracia, ante situaciones de crisis nos surge en México la cultura paternalista en la que deseamos que el gobierno nos resuelva o buscamos a quien responsabilizar de una realidad que es multicausal.

Mi planteamiento sugiere aplicar el término paternalista sin incluir la parte gubernamental y devolverles a los padres de familia la responsabilidad de educar, formar y cuidar de nuestros hijos, así como la organización como sociedad civil para trabajar en programas serios y profesionales de prevención en materia de adicciones, y no solamente talleres reactivos sin rumbo, cuando se nos presenta alguna noticia que lamentar.

En el ámbito de los padres de familia, comentaba con algunas congéneres madres de jóvenes entre los 15 y 24 años, la urgente necesidad de volver a las bases, establecer límites firmes y amorosos, poner reglas claras y cumplir la sugerencia esencial: saber con quién andan nuestros hijos, dónde y qué hacen.

Adicionalmente, reflexionábamos sobre la materialización del "amor" de padres a los hijos, que se ha convertido en un factor en el que, ya sea por "culpa", por llenar carencias propias proyectadas en los descendientes, así como por "comodidad" muchos papás les dan todo a manos llenas y sin límites a unos jóvenes que no han aprendido el valor del dinero o de los objetos materiales y como dicen actualmente, "no tienen llenadera" en nada y es de las principales causas de un consumo excesivo de alcohol y de otras drogas.

Antes que pedir más leyes, más reglamentos o sanciones a terceros, me parece que somos los padres, las escuelas, la sociedad civil y las instituciones, quienes debemos promover, además de una cultura de prevención, una reflexión colectiva del rumbo en el que estamos encaminando a las generaciones que nos siguen y tener un "back to the basics" antes que lamentar una sociedad más deteriorada y con la lamentable pérdida de vidas humanas que acompañan a las adicciones.

 

Les deseo que tengan todos un feliz fin de año 2017 y mis deseos reiterados de bienestar y sobriedad para el 2018.

Última modificación Lunes, 08 Enero 2018

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